Aunque estas cosas de importación no van mucho conmigo, no me queda más remedio que dejarme llevar por la ola de «la noche de los muertos».
Tengo 2 hijos, que evidentemente llevan días pensando en dónde y cómo van a celebrarlo. Hace un rato hemos vuelto del cole, y en la calle se nota el ambientillo de halloween. Irene, la mayor, está preparando su disfraz, para ir a casa de una amiga a pasar la tarde y noche, con fiesta «mortal» incluida. está guapísima con su disfraz de bruja, peluca verde, nariz con verruga, uñas postizas y una escoba como las de antes, de paja.
Andrés lo celebrará en casa con sus padres. Lleva una careta de esqueleto y vando sustos a todo el que se acerca. Después, recorrerá la escalera buscando alguna «chuche» que le de algún vecino, veremos una peli de miedo y a dormir, que mañana será otro día.