El pasado sábado, junto con mi mujer Maite, mi hija Irene y un grupo de amigos, hicimos una marvillosa excursión a los Lagos Azules, desde el Balneario de Panticosa.
La excursión es bastante dura si no estás habituado a caminar por el monte, en especial algunos tramos como la famosa «cuesta del fraile» que realmente se hace durísima.
El paisaje es espectaular, especialmente este año que hay agua por todos lados y una vegetación espectacular.
Dejo aquí una muestra, pero merece la pena el esfuerzo y vivirlo en vivo.
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