La verdad, hacía unos años que no se daban tan bien las setas en otoño como este, al menos por la zona en la que yo me suelo mover, Pirineo oscense. Ha llovido bastante desde el verano y eso ha dado lugar a que aparezcan multitud de setas, de todos los colores y tamaños, comestibles y tóxicas.
Como muestra un botón, y que botón! unos maravillosos boletus edulis que encontré el fin de semana pasado (junto con otra media docena) y de los que dimos buena cuenta en la comida.